“Todos hemos oído hablar de los frigoríficos inteligentes, o tenemos en casa un televisor inteligente. Pero, ¿qué pasaría si pudiésemos conectar todos estos electrodomésticos inteligentes? El sistema tecnológico conocido como Internet de las cosas (Internet of Things) nos permite conseguir esto y mucho más. Esta tecnología capaz de crear hogares inteligentes o fábricas completamente automatizadas y promete revolucionar radicalmente nuestro modo de vivir”.
¿Qué es exactamente el IoT?
Es un concepto bastante amplio que se refiere a la agrupación de diferentes objetos que se conectan a través de una red e intercambian información. La red puede ser tanto privada como pública, y dentro de esta los objetos conectados se ven y son capaces de interaccionar entre sí o con Internet si están conectados a él. Los tipos de objetos pueden ser desde calzado hasta relojes o automóviles, cualquier cosa que te puedas imaginar que se pueda conectar a internet sería un objeto válido.
Estos dispositivos tienen el software necesario para funcionar y una vez programados pueden funcionar y comunicarse entre sí sin necesidad de intervención humana. Esta relación entre dispositivos automatizada se conoce como una interacción M2M (Machine to Machine). Además, no solo pueden comunicarse entre sí o con internet sin nuestra ayuda, sino que el IoT nos permite monitorizar y controlar todos estos dispositivos de forma remota.
¿Qué permite?
Por un lado, tenemos la capacidad de capturar información del propio dispositivo. Al analizar la información observada, el dispositivo puede, por sí solo, identificar patrones y generar adaptaciones que mejoren la eficiencia de éste, o modificar ciertos parámetros para facilitar el uso al usuario. Por estas razones el uso de IoT en la vida cotidiana se está extendiendo tanto, ya que ayuda a administrar la energía o los recursos usados por las decenas de dispositivos que uno usa diariamente.
Por otro lado, la interconectividad nos permite comunicarnos con el dispositivo y controlarlo desde cualquier lugar y en cualquier momento (conexión remota). Podemos programar los dispositivos y manejarlos a kilómetros de estos, o acceder a los datos que recolectan. Así pues, hay muchas fantasías que el IoT puede hacer realidad. Algunos ejemplos podrían ser:
Un frigorífico que registra las fechas de caducidad de todos sus productos y te avisa cuándo estos estén a punto de caducar, o que registra la cantidad de leche que tienes y te hace la compra él solito cuándo antes de que te quedes sin.
Un sistema automático en tu propia casa que te abra las persianas cinco minutos antes de que te suene el despertador
Para los amantes de la jardinería, una aplicación móvil sincronizada con diferentes sensores de humedad, temperatura o velocidad del viento que monitorice el estado de salud de tus plantas y avise instantáneamente de cualquier riesgo para ellas.
Una máquina en tu empresa inteligente, que se conecta al resto de máquinas y sabe cuándo funcionar a plena capacidad y cuándo no, suponiendo un gran ahorro en electricidad, un interés tanto económico como ambiental.
Estos son solo algunos de los ejemplos, pero si seguimos desarrollando el IoT, las realidades que puede permitir no tienen límite. Es por esto que una buena base de seguridad en IoT es fundamental para un uso seguro de este.
Seguridad en IoT
Un sistema que implemente la idea de IoT que no esté bien protegido nos genera un gran número de riesgos. Si, por ejemplo, hay un ataque en los frenos de un coche automático, o un ataque a algún instrumento médico automatizado de un hospital, las consecuencias pueden ser catastróficas. O un ataque que deshabilite los cierres automáticos de una puerta permitiría a un ladrón acceso a la casa. Al contrario que otras tecnologías, dispositivos IoT permiten conexión remota o acceso a internet, vulnerabilizando mucho al dispositivo. Como hemos visto, una infinidad de dispositivos pueden usar IoT y suponer entonces un gran riesgo a la seguridad del usuario si no están bien protegidos. Y sin seguridad no hay confianza, así que nunca podremos seguir avanzando y mejorando estas tecnologías.
Soluciones:
- Una buena seguridad en los protocolos de comunicación usados por IoT, como HTTP o API. Tenemos que configurar protocolos de seguridad que limiten el permiso de envío a dispositivos o aplicaciones autorizados.
- Buena encriptación. Un buen sistema de encriptación como PKI (Infraestructura de Clave Pública) y el uso de certificados digitales protegen la información enviada y recibida.
- Un sistema seguro. Proteger la red IoT nos asegura un sistema seguro. Por eso es importante implementar seguridad de puertos, limitando el envío a través de estos y deshabilitandolos si no se usan; teniendo un buen firewall y antimalware; bloquear la comunicación con direcciones IP desconocidas, etc.
- Aislar tu red del sistema público (segmentación) y restringir el acceso a este.